Katherine tiene 27 años y es de una comunidad rural de Piura, altamente turística, debido a la producción de artesanía local. Es una joven emprendedora y entusiasta que ha sabido identificar y aprovechar las oportunidades que se le han presentado. Estas cualidades la han llevado a ser galardonada como Emprendedora del Año por la Cámara de Comercio de Lima por su restaurante “El encanto de mi tierra”.
Desde muy joven, aspiró a tener un negocio que le permitiera generar sus propios ingresos. En este anhelo, sus padres y esposo han sido sus grandes aliados que le han brindado su apoyo para cumplir su meta.
Todo inició hace más de 8 años cuando trabajaba en un restaurante en Piura. Allí, empezó a interesarse con todo lo relacionado a la venta de alimentos y a considerar abrir un restaurante en su comunidad, donde pese a la gran cantidad de turistas que visitaban la zona, no había un solo local en donde prepararan y sirvieran comidas al público.
En su lugar de trabajo conoció a su esposo, quien es chef y junto a él puso en marcha su idea de negocio.
“Empecé con 4 mesitas a vender ceviche al paso y chicharrón afuera de la casa de mis padres. Al inicio me daba un poco de temor, pero no importaba porque yo misma me animaba. Con mi esposo formé un buen equipo, venía tanta gente que teníamos que sacar más sillas para atender”, recuerda Katherine.
La buena recepción de su emprendimiento la llevó a ampliar la oferta de platos y horarios de atención. Tiempo después, sus padres le cedieron una parte de la casa para que pudiera implementar su restaurante. Haciendo uso de sus ahorros y accediendo a crédito invirtió en mayor infraestructura e insumos. En apariencia todo marchaba bien, sin embargo, empezaron a notar que todo el esfuerzo no dejaba rentabilidad.
“Las ventas eran muy buenas, vendíamos, pero al momento de cuadrar la ganancia era mínima. Toda la inversión se iba en la preparación de los platos. Ahí empezamos a darle vueltas al asunto, pensábamos si valía la pena continuar, empezamos a desanimarnos”.
Pasado unos años, las deudas emergieron y las fuerzas desistieron, lo que provocó el cierre temporal del restaurante. Katherine se dedicó en algunas ocasiones a vender platos en las noches y su esposo tuvo que irse a trabajar a otro lugar.
Esta situación que atravesó Katherine no está alejada a la realidad que viven muchos emprendedores en el Perú, pues según datos de Global Entrepreneurship Monitor 2016, 8 de cada 10 emprendimientos no llegan a cumplir los 5 años de vida por errores en la inversión y desconocimiento del mercado.
Pese a este contratiempo, su espíritu resiliente no se iba a dejar vencer. En ese entonces en plena pandemia, conoce a Plan International a través de una emisora comunitaria.
“Pasaron un aviso animando a jóvenes a participar de un programa de emprendimiento. Me inscribí y presenté mi negocio para que puedan capacitarme. Gracias al programa pude ver el error que estaba cometiendo y era que no sacaba presupuesto por plato. Lo que hacía era servir sin calcular las porciones ni el precio para ver cuanto estaba ganando”.
Desde su participación en el programa aprendió más sobre contabilidad básica, presupuesto, marketing, habilidades blandas y emprendedoras, lo que la llevó a tomar la decisión de abrir nuevamente su restaurante, pero ahora con más conocimientos y empuje que antes.
“Recuerdo lo que nos decían, que siempre debíamos estar enfocados en el cliente porque las personas se pasan la voz así que siempre ofrezco calidad, buena atención y buena presentación del plato. Sé que el emprendimiento es un largo camino de aprendizaje”.
Además de los talleres ha recibido una Tablet e insumos para potenciar su emprendimiento.
“Me dieron fuentes para mis combos, mesas y sillas. También una Tablet que me es de gran ayuda, con ella hago mi cuadre quincenal para registrar mi inversión y ganancias”.
Los problemas de inversión no son los únicos que ha tenido que hacer frente sino también los concernientes a los estereotipos de género. En su comunidad aún se ve con recelo que las mujeres puedan dedicarse a algo más que a la crianza de los hijos y al cuidado del hogar.
“Aquí muchas señoras me dicen cómo es que mi esposo me da “permiso” para tener un emprendimiento. Y algunos señores usan un término despectivo para hablar sobre el apoyo de mi esposo. Lo que no entienden es que cuando una mujer trabaja se vuelve independiente económicamente y ayuda a que el hogar esté mejor”.
Katherine cree que este tipo de programas ayuda a que más mujeres se empoderen y a desterrar poco a poco el machismo. Además, se siente muy orgullosa de todo lo que ha logrado y más aún luego de saber que será reconocida como Emprendedora del Año por la Cámara de Comercio de Lima.
“Me siento muy feliz y emocionada al saber que valió la pena cada esfuerzo que he dado. Muy contenta con el apoyo de mi familia y con Plan International, porque si no me hubieran dado la oportunidad, quizá no hubiera conocido todas estas cosas para seguir creciendo”, asegura.
Para el futuro cercano se ha planteado como nueva meta, contar con un local campestre que ofrezca servicio de restaurante, zonas de recreación y piscina.
Contacto:
Adriana López - Especialista de Comunicaciones PU Piura
Correo: adriana.lopez@plan-international.org