Aislados por desborde del río en Piura: una experiencia difícil y estresante

10 abr, 2023 - 4 min


Cresencia vive en una de las comunidades rurales de Tambogrande – Piura que se encuentran aisladas producto de la activación de la quebrada San Francisco. Desde el inicio de las fuertes lluvias a causa del Ciclón Yaku y posteriormente al Fenómeno del Niño Costero, la mujer de 52 años al igual que muchas personas ha tenido que ingeniarse mil maneras para sobrevivir a los desafíos del aislamiento con lo poco que tienen en casa. 

“Estamos aislados desde hace más de un mes, esta situación es muy preocupante. Ya no sabemos qué hacer, muchas personas no pueden salir a trabajar. Tenemos mucho miedo de que la situación empeore”, comenta. 

Vivir de esa forma es una experiencia difícil y estresante. En primer lugar, afecta la capacidad para obtener suministros y servicios básicos, como alimentos, agua potable, medicamentos y atención médica.   

“Todo ha subido mucho, los precios se han ido hasta las nubes. Están vendiendo el kilo de pescados chiquititos a 25 soles, eso es imposible de pagar para la mayoría de familias que somos humildes. Hay mucha necesidad”, indica. 

Las vías bloqueadas por la activación de la quebrada encarecen el precio de muchos productos de la canasta familiar, el aumento de costo de traslado, asimismo dificulta la rapidez para atender emergencias médicas. Hace poco Cresencia fue testigo del caso de un niño de 9 años que debió ser trasladado en una cámara de neumático por la quebrada San Francisco. 

 

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“Hace poco, un niño estuvo quejándose de un fuerte dolor de estómago, pero como estamos aislados solo lo trataban con pastillas, pero llegó a un punto que fue urgente llevarlo a Tambogrande para que sea atendido por un cuadro de apendicitis”. 

Cresencia es voluntaria comunitaria de su zona y este hecho la lleva a pensar que podría pasar si las personas especialmente niños y niñas llegan a enfermarse gravemente en las circunstancias en las que se encuentran.  

“La situación en nuestra comunidad es grave, rogamos no caer enfermos porque sería difícil si nos toca trasladarnos por la quebrada en altas horas de la noche o con mucho caudal. Las enfermedades no conocen de lluvias”. 

Otra de sus preocupaciones es concerniente a la protección de la niñez y adolescencia, señala que muchos niños y niñas debido a la interrupción de clases se encuentran realizando actividades de riesgo. 

“Los niños se están dedicando a pescar y ayudar en tareas agrícolas como trasplante de arroz para llevar algo a sus casas y así costear algunos gastitos, pero esto es muy peligroso por la crecida del río”, señala. 

 

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Estas actividades las asumen a raíz del gran golpe económico que viven sus familias tras la activación de quebradas. Se estima que más de 5 mil familias de Tambogrande se encuentran afectadas por las fuertes precipitaciones.  

Las personas de las comunidades aisladas de Tambogrande se sienten solas y preocupadas por su seguridad y bienestar. Desde Plan International venimos trabajando para ofrecerles kits de alimentación, higiene, educativos y protección frente al dengue. Necesitamos tu apoyo para hacerlo realidad.