Historias de vida y emprendimiento de refugiados y migrantes en cusco

28 jun, 2022 - 6 min


  • Producto de la crisis en Venezuela 1,2 millones de refugiados y migrantes de nacionalidad venezolana residen actualmente en nuestro país.

La compleja situación socio económica en Venezuela ha ocasionado un proceso de migración que a impactado en cientos de familias que ahora buscan oportunidad para iniciar una nueva vida en Perú. Miles de ellos y ellas se han visto en necesidad de reinventarse durante la pandemia, haciendo uso de sus capacidades, para emprender y abrir pequeños negocios con la intensión de mejorar su calidad de vida y aportar a nuestro país lo mejor de su cultura. 

Siendo así, “los migrantes y refugiados venezolanos generan un impacto fiscal neto de 139 millones de soles (unos 35 millones de dólares) en Perú. Un valor que podría escalar en un 113 % si el país andino impulsara políticas públicas eficientes a favor de la inserción laboral y económica de esta población migrante.” Así revelo el economista David Licheri, durante la presentación del primer estudio elaborado por la Cámara Venezolana Peruana de Empresarios y Ejecutivos (Cavenpe).

Detrás del dato estadístico están las historias de emprendedoras/es capaces de sacar de adelante familias y darle vuelta a las adversidades. Es por eso que el proyecto Amistad sin Fronteras, implementado por Plan International con el apoyo de Japan Plataform, viene trabajando para brindar capacitaciones a refugiados y migrantes en las regiones de Cusco y Piura. A través de estos espacios de capacitación en habilidades para potenciar su negocio o crear sus propios emprendimientos, ellas y ellos podrán acceder a mejores condiciones de vida junto a sus familias.

Mariela y los lazos

Mariela de 27 años de edad nos cuenta “El producto que yo principalmente vendo son lazos en forma de mariposas, que representan el crecimiento de los niños, su desarrollo. Cada lazo que elaboro es distinto. Mi esposo los vende normalmente en un carrito que recorre las principales calles de la ciudad del Cusco.” 

 

 

Con el apoyo de Plan International en Cusco tiene más claro cómo desarrollar su negocio: “He recibido un capital semilla que me ha ayudado mucho y capacitaciones en marketing. Ahora estamos felices de participar incluso de las ferias. Estos ingresos sostienen nuestros principales gastos", nos cometa. 

Ella dice con gran alegría que su sueño es tener una boutique exclusiva para niñas, donde pueda encontrar accesorios y ropa para toda ocasión. Mariela concluye diciéndonos “Creo que todo es perseverancia, siempre hay que seguir adelante. Siempre van a haber días no tan buenos, pero hay que persistir.” Así señalo la emprendedora. 

Sobre la integración socio económica de venezolanos y peruanos, nos comenta el Gerente Regional de Trabajo y Promoción del Empleo en Cusco, Álvaro Javier Vega Villasante, que este es un tema de nuestra agenda nacional, algunas instituciones gubernamentales y no gubernamentales estarían impulsando esta agenda, el refiere que es necesario para brindar confianza y seguridad a toda la población.  

 

Fernando

“Mi negocio nació de la pandemia, yo vivo solo en Cusco. Gracias a estos ingresos puedo solventar alquileres, mi alimentación además de apoyar a mis padres que están lejos. Bridamos servicios de decoración para bautizos, 15 años, matrimonios, cumpleaños y cualquier otro evento", nos comenta Fernando.

Además, él esta seguro que "existe mercado para todos". Sus productos destacan por la innovación y nos dice con mucho orgullo que sus clientes son principalmente peruanos. "Junto a Plan International me he capacitado y recibí capital semilla para invertir mobiliarios nuevos que están en tendencia, actualmente difundo mis servicios por redes sociales", agrega.

 

 

Cristina 

Cristina es una joven venezolana de 27 años quien nos cuenta que llegó a Perú trayendo las cenizas de su padre desde Venezuela, pues él era peruano nativo de Huancayo. "Me dedico al trabajo holístico, artesanías, piedras, duendes, todo lo relacionado a la magia", nos cuenta sobre su emprendimiento.

"Cuando uno llega sin nada pues lo importante es surgir. Ahora estoy a punto de abrir mi segundo local en el Centro Comercial el Gran Poder, en Belén", dice con mucho orgullo.

Cristina empezó vendiendo pulseras como ambulante en la calle Santa Clara, en 3 meses pudo ahorrar lo suficiente como para ir a Venezuela a ver su a madre y comprar mercadería. Ella siguió un tiempo más de ambulante pero al comenzar la pandemia lo que hizo fue estudiar cursos de piedras, marketing, canva siempre pensando en cómo vender más. También estudios sobre duendes un producto nuevo para su negocio, que es muy apreciado por los turistas y personas locales. 

Ella nos cuenta que "aquí en Cusco, son muy creyentes en los duendes porque son elementales, son una ofrenda a la Pachamama. Entonces es posible que encuentres valles de duendes, están en locales. Se los llevan para las minas principalmente a Arequipa y Puno.  

También refiere que la situación en general ha mejorado mucho con la reactivación económica, en los últimos 6 meses se han incrementado sus ventas en al menos un 40%. Así mismo, cuenta que gracias a Plan International ha recibido todo el apoyo en este proceso de crecimiento ya por mucho tiempo.  

Nos deja un mensaje final para las y los que estén emprendiendo en este momento: “Yo les recomendaría que no se desanimen, lo primero es estudiar y luego hacer lo que les guste, tiene que gustarte lo que haces para que no lo abandones. Esto es parte de mi visión de la vida. Yo estudie maquillaje, inglés, pero he terminado en esto y esto sosteniente mi familia, mis gastos, a mi hermano y esposo, todos estamos involucrados.”